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Ideales educativos de los liberales y su impacto en el porfiriato (México) (página 2)



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LOS
LIBERALES Y LA ORIENTACIÓN POSITIVISTA.

Tras una larga lucha y ante el triunfo inminente de los
liberales portadores de los más altos valores de
riqueza, ilustración, ciencia y
artes; se requiere de un nuevo lenguaje, un
lenguaje que tiene que ver con el uso del poder. Por
ello, luego del triunfo de Juárez y la restauración
de la República, el Estado
jugó un papel prioritario en el acontecer educativo del
país; de pasivo y negativo, transita hacia activo y
positivo, no solamente vela por la seguridad y
aplicación de leyes, sino que
se constituye en educador de los mexicanos inculcando la doctrina
positivista. El fundamento de su expresión se encuentra en
la constitución de 1857 y las Leyes de
reforma, estas son consideradas como … "la máxima
expresión jurídico –política del liberalismo
clásico"6. Así ya consolidado en el poder "…a
partir de 1867 provoca un replanteamiento de su sistema de
conceptos, tal como habían sido formulados y defendidos en
su primera época. La carga negativa y disolvente del orden
establecido que caracterizó al liberalismo de la primera
época fue cediendo lugar a la defensa del orden"7. Este
concepto
(orden) tienen que ver con otro, el del positivismo
considerado como: "Sistema filosófico que tiene por base a
las ciencias bien
constituidas y que proclama que los acontecimientos presentes son
producto de
los sucesos anteriores, sujetos a leyes
matemáticas inmutables y eternas"8. Al respecto Zea,
plantea que el positivismo "…pretende valer como soluciones a
los problemas que
se plantea el hombre,
cualquiera que sea su situación espacial o temporal,
geográfica o histórica"9. Aunque en ese momento, el
liberalismo a ultranza llevaba a la anarquía, por ello era
necesario reconceptualizar el concepto –escribe Cordova-
"Barreda no vacila en afirmar que el liberalismo encarnó
no sólo la idea del progreso, sino el mismo
espíritu positivo"10. "Recuérdese que, para Comte
el liberalismo europeo, que culminaba en Rosseau, representaba el
espíritu negativo. En Barreda, en el discurso de
que tratamos, sucede todo lo contrario: el liberalismo de los
hombres de la Reforma representa el espíritu positivo en
marcha. Barreda, a diferencia de Comte, no combate el catolicismo
porque haya dejado de cumplir su misión y
quiera sustituirlo por otra religión. Sino que ve
en su expresión social y material, en el clero, un
obstáculo a la marcha del espíritu positivo"11. En
ese sentido es de considerarse a la iglesia y sus
representantes como lo negativo para la revolución, esta pensada como un orden,
como una emancipación mental del mexicano y de la
humanidad "…caracterizada por la gradual decadencia de las
doctrinas antiguas, y su progresiva substitución por las
modernas"12.

Por ello se incentiva la participación decidida
del estado en el
desarrollo
social, político y económico del país,
con argumentos expresados en el positivismo y en las más
altas ideas liberales. "Las metas y los caminos a seguir en la
reconstrucción de la Republica, o sea el diseño
del nuevo país, queda en manos de los intelectuales
… El primero y principal propósito de la elite liberal
en el poder fue "aplicar la Constitución" (símbolo
de la victoria, razón de la lucha, clave de la dicha)
íntegramente y sin pestañear"13. "Un Estado
dirigido por intelectuales "científicos", es decir,
conocedores de las leyes que presiden el desarrollo
social, era la mejor garantía para poner en armonía
las leyes de la evolución con las leyes del
Estado"14.

El máximo logro de la década de 1867-1876
se da en el campo de la cultura. La
Constitución de 1857 decretó "la enseñanza libre", la ley del 15 de
abril de 1861 ratificó la libertad de
enseñanza e hizo gratuita la oficial. La Ley
Martínez de Castro promulgada el 2 de diciembre de 1867,
aplicable al Distrito y Territorios Federales fue más
allá al establecer la obligatoriedad del aprendizaje de
las primeras letras y dar a la enseñanza en su conjunto
una orientación positivista, inspirada en las ideas de
Augusto Comte,
importadas a México por
el médico Gabino Barreda. Una nueva Ley 15 de mayo de 1869
redondeó la de 1867 y puso especial empeño en hacer
la enseñanza metódica, basada en la
jerarquía de las ciencias positivas y libre de adherencias
teológicas y metafísicas; al respecto Julio
Hernández citado por Tenti Fanfani, plantea que: "En la
etapa dogmática o teológica se prepara a los
individuos para la vida de ultratumba. Para ello se recurre a la
"supresión completa de nuestra individualidad física, intelectual y
moral para
aceptar incondicionalmente los mandatos del director espiritual
(…) la fe religiosa intolerante y ciega" llevan a "la renuncia
de la vida terrestre y una rígida disciplina que
nos impide la realización de todo acto natural,
espontáneo o libre"15. Luego la etapa metafísica, donde "cada cerebro es
árbitro para determinar el objeto de la escuela". Esta
etapa lleva a "la libertad de escuelas pedagógicas" y por
lo tanto a la anarquía. Sin embargo, este peligro se
desvanece cuando se instaura la etapa científica en
la
educación. Esta no parte del dogma sino de la
realidad; no se inspira en la opinión individual y
subjetiva de un solo hombre, por
sabido que se el suponga; se inspira en la razón y en la
verdad; no invoca la tradición, sino la historia en sus grandes
etapas evolutivas, no parte de principios
metafísicos a priori, sino de hechos positivos observados,
experimentados y comprobados a posteriori; no teje rapsodias o
ensarta proposiciones mecánicas de trozos de bella
literatura, sino
elabora sistemas
orgánicos con toda la aridez de la verdad; pero
también con toda la belleza y grandiosidad de la inducción científica"16.

Así tanto en el Distrito Federal como en varios
estados de la republica mexicana se decretaron leyes sobre
educación., todas ellas parecidas al
declarar gratuita, científica y obligatoria a la escuela
primaria. Tras la promulgación de esas leyes vinieron las
apasionantes discusiones sobre métodos
pedagógicos y la apertura de escuelas. En 1867, sobre
moldes enteramente positivistas, se fundó la Escuela
Nacional Preparatoria de donde saldrían los funcionarios
nucleares de la
administración, los autores de códigos y leyes
y líderes de la actividad intelectual; "Esta
institución tiene una gran importancia como centro de
inculcación de los valores
del liberalismo positivista. Esta escuela poseía un
currículo que se desarrollaba en cinco
años y tenía como objeto formar una verdadera
cultura general. … Su desarrollo bajo la égida de
Barreda la convertía en un bastión del positivismo
mexicano"17. Es de considerarse que esta institución y sus
grandes pensadores fueron blanco perfecto de los grupos de
intelectuales antagónicos al positivismo. Desde la
preparatoria, el positivismo de Comte se derrama en todas
direcciones hasta convertirse en filosofía
hegemónica y oficial, aceptada por la mayoría de
los liberales, incluso por algunos de los viejos apóstoles
del liberalismo como D. Ignacio Ramírez,
novelista, poeta, politólogo, filosofo y ateo; en suma, un
hombre muy representativo de la nueva religión
materialista.

Al mismo tiempo al
interior de los estados de la republica mexicana proliferaban los
institutos de ciencias que proveían la educación
media y superior, sobresaliendo en Zacatecas el Instituto de
Ciencias (ICZ), luego el autónomo (ICAZ). "Otra moda fue la de
las escuelas normales de señoritas. En cambio la
enseñanza técnica y profesional no hizo progresos
de mejoría"18.

LOS GRANDES DEBATES
PEDAGÓGICOS

También a partir de 1868 empieza la fiebre de abrir
escuelas en todos los grados de la educación, y con
impaciencia en el primario. José Días Covarrubias,
director de instrucción pública, informaba en 1875
que en solo 7 años se había duplicado el
número de alumnos hasta llegar a ser de 350, 000, y
triplicado la cifra de planteles, que en 1875 era ya de 8,103 en
el nivel primario. Al ascenso de D. Porfirio Díaz a la
presidencia de la republica "…creció la escuela, la
nueva escuela que se propuso como ideal sustantivo la
difusión de los amores a la patria, al orden, a la
libertad y al progreso. Díaz recibió 5194 escuelas
primarias con 140 mil alumnos. De esos planteles sólo un
13 por ciento era de particulares. Para 1887 el número de
primarias se había duplicado y el de alumnos,
cuadriplicado. Estos subieron a 477 mil en las escuelas oficiales
y a 140 mil en las católicas. La educación
siguió circunscrita a la ciudad y a la clase media.
Por la educación indígena y rural sólo se
hicieron esfuerzos esporádicos y aislados19.

Para el año de 1882 se polemiza lo educativo en
función
del nuevo paradigma
emergente "positivismo"; es decir, la educación
espontánea (impartida por maestros empíricos, con
saberes prácticos y con experiencia), es reemplazada por
la educación racional (con instructores más
eficaces, aplicando un método,
pero el método positivista), al respecto TENTI FANFANI,
plantea que mediante una circular se les notifica a los Jefes
Políticos del Estado de Veracruz en diciembre de 1882 que:
"El estado de civilización a que se ha llegado gracias a
las reformas sociales que se han introducido basadas en la ciencia y
en la observación hacen necesario salir de la
rutina y del empirismo en
todos los ramos (…) desgraciadamente hasta ahora, siguiendo una
práctica viciosa e invertebrada, la educación se ha
reducido a fatigar la memoria, de
los niños
con una enseñanza automática y, por lo mismo,
estéril e improductiva, sin ocuparse de ningún modo
del desarrollo gradual y conveniente de la inteligencia
(…)20" Es evidente que los esfuerzos por desplazar los viejos
fundamentos filosóficos se convertían en acciones
contundentes, y que la nueva propuesta positivista francesa
echaba raíces en suelo mexicano;
sin embargo todo esto implicó grandes consecuencias,
rupturas, encuentros y desencuentros entre los intelectuales, lo
que motivo la
organización y realización de dos Congresos
Nacionales de Instrucción Pública (1889-90 y
1890-91). En ellos el cientificismo extremo y la crítica
radical contra el orden establecido son dos polos opuestos
distintivos con sus características estructurales de los
primeros discursos
pedagógicos en la educación en nuestro país.
Así es como surge el concepto de pedagogía analizada en su propia
especificidad; pues ya no se hace notable la insistencia por
discutir el problema de la instrucción, abordada la
educación desde lo ideológico político de lo
obligatorio, gratuidad o uniformidad; sino se define a la
disciplina que estudia la práctica educativa integral y la
educación de masas. En estos dos congresos también
se aborda lo rural educativo de los adultos, párvulos,
nivel primario superior de artes y oficios.

Otras de las luchas que gestó la situación
educativa, fue sin duda la polémica por lo nacional y lo
extranjerizante. Es decir la idea de reivindicar la producción científica nacional y la
apertura de fronteras para la importación de patrones educativos; de
Francia y
Estados Unidos
principalmente. Pronto las voces de rechazo y aceptación
se dejaron escuchar: R. Manterola en un discurso pronunciado en
Chicago planteaba que "…el ideal de las personas ilustradas en
mi país, y por consiguiente el de las clases directoras, y
de su gobierno a la
cabeza, tiene que ser y ha sido, en efecto, como entre todos los
pueblos nuevos, el de marchar sobre las huellas de las naciones
más avanzadas; seguir sus ejemplos; adoptar y hacer
prácticas las doctrinas de sus grandes
hombres"21.

Por el contrario "El representante por Sonora al
Congreso de 1889-1890, José P. Nicoli, denunciaba el
"espíritu de imitación" que guiaba a algunos
pedagogos: "Si se trata del orden administrativo, tomamos del
otro lado del Bravo ciertas instituciones
quizá completamente contrarias a nuestro carácter y nuestra raza; si se trata de
instrucción pública, entonces, del otro lado del
atlántico, nos llegan ciertas asignaturas incompatibles
también con nuestro ser actual"22.

También se suscita la polémica entre la
teoría
y el método, unos abogaban por el modo de ver el mundo por
parte de los norteamericanos (pragmáticos, descentralización) y la cultura
clásica latina con fuertes rasgos franceses. Justo Sierra
considera pertinente adoptar lo francés, por lo cual es
fuertemente criticado Por ello Gutiérrez se opone
tenazmente a la intención de Sierra de tomar a la Universidad
francesa como modelo. "Si el
Sr: Sierra nos hubiera hablado de Harvard, del Columbia College,
yo, por mi parte –no me opondría; pero sembrar
aquí lo que ya no quieren en Francia misma, no me parece
que nos convenga"23. A leguas se nota que se prefería los
principios de la escuela pragmática norteamericana por
encima de la francesa. Al final de cuentas este tipo
de luchas y pugnas ocultan y muestran a la vez una lucha por el
poder, por la legitimación de sus formas de pensamiento en
el ejercicio de la vida pública administrativa
nacional.

CONCLUSIÓN

El periodo conocido como el Porfiriato, es
un momento en la historia de México donde se gestaron
grandes eventos dentro
del marco educativo. Las raíces se encuentran en las
postrimerías del triunfo de la republica por Benito
Juárez, y en la republica restaurada. También
encuentra su fundamento legal en las leyes expedidas por los
liberales en el año de 1857, y continua con los grandes
debates que se dieron por los pedagogos de la época
respecto a lo educativo. Algunos con ideas de importar lo
educativo del extranjero y otros por defender lo
nacional.

La filosofía positivista es el rasgo distintivo
de la vida porfirista, donde la ciencia y la razón son las
armas de hacer
frente a las vicisitudes de la vida nacional, donde la verdad
imperaba con o en contra de la voluntad de los individuos y donde
el mismo positivismo fue una utopía.

Todas las nuevas escuelas eran de nuevo cuño:
gubernamentales, gratuitas, laicas y devotas de las ciencias.
Habían pasado a segundo terminó los centros
educativos de la sociedad
Lancasteriana hasta desaparecer mediante decreto presidencial, y
a tercero las escuelas regenteadas por los curas. Con todo, la
primera enseñanza no pudo llegar al campo y dentro de las
ciudades alcanzó a la clase media y muy poco a la
trabajadora. La enseñanza secundaria y superior se mantuvo
elitista.

Los periódicos liberales de la capital el
monitor
republicano, el siglo XIX y algunas publicaciones de provincia
difunden con entusiasmo el evangelio positivista. Naturalmente
que la difusión del positivismo es aún mayor en las
revistas de alta cultura y contenido científico, como el
viejo y prestigiado boletín de la sociedad mexicana de
Geografía
y Estadísticas.

El positivismo lo inunda todo; los maestros o pedagogos,
los historiadores, los autores de novelas, los
poetas, todos son testigos de la influencia y lucen su barniz
positivista.

La ciencia y el positivismo, tal era la consigna casi
generalizada durante esta época.

BIBLIOGRAFÍA Y
NOTAS

Nota: La clase culta eran pocos, educados en ciudades,
profesionistas (abogados, médicos) que ejercían el
periodismo, la
oratoria, la
milicia y se dividían en dos clubes: liberal y
conservador.

2 REYES HEROLES, Jesús. El liberalismo
mexicano. FCE. México. 1982.

3 Nota: El decreto aparece en. El Escolar
Mexicano Tomo II, no. 31, abril 20 de 1890.

4TENTI FANFANI, Emilio. El arte del buen
maestro. Edit. Pax. México, 1999. p. 97.

5Idem. p. 105

6 Idem. p. 46.

7 Idem. p. 46.

8 VILLASEÑOR, M. E. Lecciones de
cosas. En: La Enseñanza Primaria. Tomo IV. No. 18. 15 de
marzo de 1905. p. 292.

9 ZEA, Leopoldo. El Positivismo en
México. Nacimiento, apogeo y decadencia. FCE.
México. 1968. p. 17.

10 CORDOVA, Arnaldo. La Ideología de la Revolución Mexicana.
La formación del nuevo régimen. Era. México.
1979. p. 48.

11 ZEA, (1968). Op. cit. p. 57.

12 BARREDA, Gabino. "Oración
Cívica", Opúsculos, Discusiones y Discursos.
(Reeditado en La revista
Positiva y en Ensayos).
México, 1877. p. 84.

13 GONZÁLEZ, Luís. El Liberalismo. En
HISTORIA GENERAL DE MÉXICO 2. El Colegio de México.
México. 1981. p. 908-909.

14 TENTI, (1999). op. cit. p. 51.

15 HERNÁNDEZ Julio. (1902). La escuela
como institución social. México. Intelectual. Tomo
XVII, 86. Tomado de TENTI FANFANI, E. El arte del buen maestro.
p. 99.

16 HERNÁNDEZ, Julio. (1902). p. 87. y
op. cit. p. 100

17 TENTI FANFANI (1999). Op. cit. p. 82-83.

18 GONZÁLEZ, Luís. (1981). Op. cit. p.
951.

19 Idem p. 951.

20 TENTI FANFANI, (1999). Op. cit. p.
100.

21 Idem p. 123.

22 Idem. p. 123.

23 Idem. p. 126.

Biografía del autor

Nació en Villa Hidalgo Zac., México el
1° de agosto de 1956. Es Licenciado en Economía, Prof. de
Instrucción básica por el Centro de Capacitación y Mejoramiento Profesional del
Magisterio, con Diplomados en Investigación Educativa y en
Tutorías, Especialista en Docencia
Superior y Maestro en Ciencias de la
Educación por la Unidad Académica de Docencia
Superior de la Universidad Autónoma de Zacatecas, y
Doctor en Ciencias de la Educación ICE. UABJO
(Oaxaca). Cuenta con Perfil Promep. Responsable del Programa de
Maestría en Ciencias de la Educación de la Unidad
de Docencia Superior de la UAZ. Ha participado en eventos a nivel
local, regional, nacional e internacional con ponencias y
conferencias. Ha publicado artículos en las revistas de
Panorama Universitario, en la revista de la ADM, Revista Diálogo de
la UAZ, Rev. Perspectiva Odontológica, DIDAC de la Ibero.
Tiene varios libros en
autoría.
Actualmente es integrante del Cuerpo
Académico: UAZ – 38: Educación, Sociedad y
Desarrollo.

 

Por:

Marco Antonio Salas Luévano

Datos del autor

Dirección. Panfilo Natera # 305 –
1

Col. Panfilo Natera

Zacatecas, Zac. México

Nota: Este ensayo fue
elaborado durante mi permanencia en el Doctorado en Ciencias de
la Educación en el Instituto de Ciencias de la
Educación de la Universidad Autónoma "Benito
Juárez de Oaxaca", México, en el año de
2001.

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